Recuperar el prestigio del farmacéutico (II)

Nota: este es un Blog creado como ampliación de aula y especialmente dirigido a alumnos de la carrera de Farmacia y por ello nos permitimos rebloguear ciertas notas para dar visibilidad a temas que son de nuestro interés, que atraviesan cotidianamente nuestro ejercicio profesional y que suelen ser temas de discusión con y entre alumnos.

Este articulo que reblogueamos es la continuación de la nota anterior escrita por Manuel Machuca, aquí va el contenido de la segunda nota:

A partir de este post hablaré de cómo entiendo que se puede recuperar el prestigio del farmacéutico, una visión personal que se podrá compartir o no, como todo en la vida, y que a buen seguro molestará en ciertos sectores endogámicos de la profesión, esos cuya defensa de la profesión no va más allá de gritar lo importantes que somos o de rasgarse las vestiduras de forma lastimera ante las críticas que nos hacen desde fuera, y poco hacen por rescatar una reputación profesional que parece que quedó anclada en los tiempos de la formulación magistral.

Para no hacerles perder mucho el tiempo, y que puedan cerrar esta página sin llegar hasta el final, señalaré unos puntos a partir de los que voy a desarrollar mi tesis:

  • Una profesión agrupa un conjunto de individuos, denominados profesionales, que resuelven un problema que tiene la sociedad mediante la aplicación de un conocimiento específico y una práctica reconocible, de modo interno para poder ser perseguida la mala práctica, y de modo externo para que los miembros de la comunidad, ciudadanos y resto de profesionales, puedan beneficiarse de sus servicios.
  • Ninguna profesión puede ser estática, ya que la sociedad evoluciona, resuelve problemas antiguos y aparecen otros nuevos, y si la profesión no evoluciona con la sociedad, desaparecerá. Son los profesionales quienes detectan problemas que tiene la sociedad y aportan soluciones a los mismos, y nunca al revés. Si otras profesiones ofrecen propuestas mejores para resolver los problemas, estas se harán cargo de dicha responsabilidad.
  • Al menos en lo que se refiere a los problemas relacionados con la salud, estos se han tornado tan complejos que no existe ninguna profesión de las clásicas capaz de abordar de forma integral su solución. Por tanto, no son las enseñanzas básicas sino las prácticas profesionales cooperativas las que ofrecen respuestas a la sociedad. Y lo cooperativo significa que diversas profesiones pueden ejercer una misma práctica por sí mismas o en colaboración con otras. De esto puede deducirse que el título universitario será una condición necesaria no suficiente, y que lo esencial será la acreditación para una práctica, que en ciertos entornos no será exclusiva de formación universitaria alguna. No hablo de prácticas muy específicas, como una cirugía, pero sí de otras como la prescripción de medicamentos, la detección y resolución de los problemas que estos producen o, por qué no, la dispensación.

 Me temo que me he alargado más de lo que esperaba en las premisas expuestas, así que iré añadiendo más entradas al respecto. No obstante, sí que deseo exponer algunas mis conclusiones personales:

  • Una profesión es conocimiento específico, una mirada diferente a la de otros al problema y, por tanto, si no existe tal mirada, no existe profesión.
  • Si una profesión se engloba en torno a una práctica, no será la Universidad la responsable de formar en esta práctica sino las instituciones en las que se ejerce dicha práctica.
  • Al ser las prácticas cooperativas las que dan sentido a una profesión, los profesionales que las ejercen deberían agruparse, asociarse, en función de estas prácticas y no en relación a la carrera universitaria que en su día estudiaron.
  • El corporativismo mata, y anteponer los intereses de una agrupación al derecho de los pacientes a recibir la mejor respuesta a sus problemas de salud, es éticamente inaceptable.

 A modo de resumen de esta entrada, si el farmacéutico quiere recuperar su prestigio no basta con decir sí, sino que debe poner palabras y hechos a dicha afirmación, esto es a un ejercicio profesional específico y reconocible que impacte de forma beneficiosa sobre la salud de las personas. No basta con decir que lo que ya se hace es fundamental, porque si hay que recuperar un prestigio perdido ello se debe a que la sociedad no tiene muy claro qué es lo que le aporta. Así pues, debe responder entonces a estas preguntas:

  • ¿Qué problemas tiene la sociedad respecto a los medicamentos, esencia tradicional de la profesión farmacéutica?
  • ¿Cuál es la respuesta que los farmacéuticos damos a estos problemas?

Referencia: para ver la publicación original ingrese en este enlace.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *