Educación post pandemia: una mirada desde la experiencia docente de estos meses – Primera entrega


La educación en línea en tiempos de Coronavirus – Parte 28

Por Silvia C. Enríquez

Entre el 28 de septiembre y el 2 de octubre de este año asistí al Congreso Interfaces Virtual en Palermo 2020 – 8va Edición y presenté allí dos trabajos, uno relacionado con la actividad de Docentes en línea durante la pandemia (que se ve reflejada, a grandes rasgos, en este mismo blog) y el otro sobre lo que nos podría dejar esta experiencia como aprendizaje para el futuro de la educación. Me referiré brevemente al contenido de la segunda de estas presentaciones, complementada por el relato de lo dicho sobre este tema por los docentes con quienes tuve el placer de interactuar en esos días. Sus testimonios dejan constancia del enorme esfuerzo hecho por ellos y el resto de la comunidad educativa, esfuerzo que ya queda claro que, a pesar de sus claroscuros, tiene consecuencias altamente positivas.

A principios de este siglo, cuando surgió la red 2.0, muchas personas (en general no provenientes de la educación) comenzaron a explorar el uso de una variedad de recursos digitales como herramientas de aprendizaje. Quienes sabían de pedagogía rápidamente comprendieron que la virtualidad permite y facilita la puesta en práctica de muchos postulados superadores del conductismo, tales como los del constructivismo y otras corrientes nacidas en el siglo XX. En los primeros meses de este año, docentes, personal directivo de instituciones educativas, estudiantes y sus familias nos vimos ante la disyuntiva de virtualizar la educación o, simplemente, suspenderla. Quienes todavía no conocían las características de la educación mediada por tecnologías o necesitaban aprender más, en cierta medida recrearon este proceso de descubrimiento y, así, aprendieron sobre lo que tal vez no pensaban aprender o ni siquiera sabían que estaba disponible.

Lo dicho en este congreso y en los comentarios de miembros de Del muestra que, gracias a este proceso, muchas personas (en particular docentes) están descubriendo estrategias que los ayudan a mejorar sus clases virtualizadas, pero que también son aplicables a la educación presencial, con o sin el empleo de herramientas digitales como complemento. Lo sintetizó una profesora de matemática asistente al congreso: “Ya nunca voy a volver a dar clase como antes”.

Este obligado replanteo de su trabajo al que se vio sometido el sistema educativo mundial, casi sin excepción, hizo que esta modalidad de emergencia que UNICEF llama “prácticas educativas reinventadas” (y que no es lo mismo que la educación virtual) acelerara un proceso de actualización de la educación que ya había comenzado porque era imprescindible antes de 2020 por múltiples razones, entre las cuales hoy queremos destacar el hecho de que el acceso a Internet es, desde 2011, un derecho humano. La ONU expone el cúmulo de razones que fundamentan la declaración de este derecho, que compromete a los gobiernos a implementar las medidas necesarias para que todo ser humano pueda ejercerlo.

Queda mucho camino por recorrer para que esto sea una realidad en todo el mundo y por ello, hasta que llegue ese momento, la educación debería garantizar la mayor inclusión posible, buscando modos de empleo de las TIC que hagan que puedan acceder a las ventajas de su uso, en la mayor medida posible, aun quienes carecen de acceso a Internet o solo tienen posibilidades limitadas de conexión o empleo de dispositivos. Lo aprendido en esta etapa, en la que en muchos casos docentes y alumnos tenían acceso limitado a la tecnología necesaria para aprender y enseñar en condiciones razonables, debería ser un punto de partida.

Estamos comprendiendo que es necesario (aunque no suficiente) aprender a usar las TIC, o mejorar los conocimientos ya adquiridos en este sentido. Pero no es la tecnología sino las y los docentes quienes tenemos que proveer las soluciones a esta necesidad de actualización, ideando la medida y los modos de emplearla que nos resulten útiles para aprender y enseñar mejor de cara al futuro. El primer paso debería ser que, una vez superada esta emergencia, todo el personal docente conozca los desarrollos existentes en este campo desde antes de la pandemia y, no menos importante, que todos podamos aprender de la experiencia adquirida por nuestras y nuestros colegas en este período.

En la próxima entrega veremos los modos más frecuentes en los que docentes de diferentes disciplinas y niveles educativos lograron satisfacer esta necesidad del mejor modo posible en las circunstancias actuales.

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