Gimena del Rio (SECRIT-IIBICRIT, CONICET)
Pocos me creerían si yo afirmara aquí que la primera vez que se pensó en que una máquina podía colaborar con la compresión de un objeto del mundo de las Humanidades se remonta al siglo XIX. Pero es así, y fue Ada Lovelace, hija de Lord Byron, lectora sagaz y genial matemática, quien lo comprendió rápidamente. Un siglo después, hacia 1949, un jesuita, el Padre Busa, tomó este legado y, con el fin de sistematizar los textos de Santo Tomás de Aquino, comenzó a trabajar en un lematizador –el Index Thomisticum– con informáticos de IBM. Así, no en vano Humanist computing fue el término modelado para estas experiencias de cruce en el congreso Computers for the Humanities? en la Universidad de Yale en 1965 y prontamente elegido para titular la señera revista científica sobre el tema, Computers and the Humanities. Erudición y máquinas y un universo cercano al de la academia están en en “el origen” de las Humanidades Digitales.
Parece que las Humanidades Digitales actuales fueron Humanist Computing o Computación/Informática Humantística hasta 2004, cuando John Unsworth, uno de los editores del fundamental A Companion to Digital Humanities, decidió este nombre algo más amplio y por qué no “marketinero” para titular el volumen. En esta nueva etapa en las Humanidades Digitales conviven las más diversas disciplinas humanistas con el trabajo del mundo de la programación, generando desde bibliotecas digitales, repositorios, a recursos digitales para visualización de actividades y de objetos hasta el momento invisibles a nuestros ojos como la música, y abogan por una reflexión acerca de los modos de acceder al conocimiento a través de su materialidad. Las Humanidades Digitales se enmarcan de este modo en la cultura digital, en la evolución tecno-humana, pero crecen como un campo consolidado en la Academia a través de Congresos y asociaciones (como nuestra Asociación Argentina de Humanidades Digitales), carreras de posgrado, doctorados, labs y hasta de un día que las celebra (y del que te invito a participar).
Pero, ¿pueden definirse las Humanidades Digitales como una disciplina cuando, para empezar, no implica lo mismo el término Humanidades en todas las academias y ni se ha mantenido incólume a lo largo del tiempo? ¿y qué podríamos decir acerca del desigual acceso a la tecnología en el mundo? El desafío de las Humanidades Digitales es hoy erigirse en una transdisciplina que atraviese a las Humanidades con una mirada desde lo digital, sin dejar de lado la capacidad de adecuarse a las particularidades culturales, sociales y económicas de un contexto determinado. En la superación de las supuestas barreras entre la ciencia y las humanidades, en la diseminación equitativa de nuevos saberes y prácticas, en el intercambio de múltiples experiencias y de competencias se desarrollan las Humanidades Digitales. Y en Argentina esto recién comienza…
Excelente articulo
Nota relacionada, «Humanidades digitales al alcance de todos», en revista «Ensayos Académicos» de Bahía Blanca (páginas 104-111) https://issuu.com/institutosuperiordrpedrogoyena/docs/ensayos_acad__micos_2016/104
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